El duelo es un proceso normal que sucede cuando perdemos algo o a alguien importante para nosotros/as (un ser querido, una relación, un trabajo, una ciudad, una condición de salud…).
Pese a ir asociado a muchas emociones que nos resultan desagradables (tristeza, miedo, desesperanza, culpa, rabia, ansiedad…), es una reacción sana ante la pérdida. Tiene la función de restaurar la pérdida y nuestro mundo interno.
El duelo es un proceso dinámico. Implica continuos cambios de sentimientos, pensamientos, creencias… Normalmente es un intento de nuestro cerebro de encontrarle un sentido a la pérdida.
Los síntomas del duelo pueden ser muy variados. Los más frecuentes son:
Emociones: pueden fluctuar mucho dependiendo del momento del duelo en el que nos encontremos. Se pueden dar emociones desagradables como la tristeza, la rabia, la culpa, el miedo, el anhelo, la frustración, la vergüenza, etc., e incluso pueden aparecer emociones agradables como alivio, calma, descanso, etc. En otras ocasiones, nos puede ocurrir que nos sintamos bloqueados/as a nivel emocional, como si nuestro cerebro no terminara de integrar lo ocurrido.
Sensaciones físicas: presión en el pecho o la garganta, vacío en el estómago, falta de aire, falta de energía, debilidad muscular, problemas para dormir, molestias intestinales, etc.
Síntomas cognitivos: preocupación, sentido de presencia (cualquier estímulo puede producir un fuerte recuerdo de la persona/pérdida), sueños, etc.
Conductas: aislamiento social, evitar lugares/situaciones/personas que nos recuerden a la pérdida, visitar lugares o llevar objetos que nos recuerden a quien/lo que hemos perdido.
Creo que la mayoría de nosotros/as hemos escuchado o dicho alguna vez aquello de «el tiempo lo cura todo». Pues bien, en el caso del duelo, esto se trata de una verdad a medias.
El paso del tiempo evidentemente es un factor importante. Nos ayuda a ver las cosas con más perspectiva, a tomar más distancia de lo sucedido, a tener mayor claridad…
Sin embargo, no es tan importante el tiempo que pase como LO QUE HAGO en ese tiempo.
Pueden haber transcurrido años desde que se produce la pérdida y que el proceso del duelo esté prácticamente sin comenzar. A veces, cuando nos vemos incapaces de afrontar el dolor, lo metemos para dentro hasta que incluso dejamos de notarlo, pero ese dolor sigue dentro de nosotros/as, afectando a nuestras relaciones, conductas y emociones.
En muchas ocasiones, podemos atravesar procesos de duelo sin requerir la ayuda de un profesional. Sin embargo, hay otros casos en los que el proceso de duelo se atasca, y no terminamos de procesar la pérdida.
Algunas claves que te pueden ayudar a decidir si necesitas o no acudir a terapia son:
Cristina López
C/Santa Cristina nº4, Local 3
Granada, 18007